Colombia

Video: El día que Garavito dijo arrepentirse mientras lloraba a gritos

Sin embargo, luego trascendieron otras entrevistas en las que el mensaje que enviaba era distinto

Este 12 de octubre pasará a la historia como el día en el que falleció uno de los criminales más sangrientos y aberrantes de la historia de Colombia: Luis Alfredo Garavito.

Este confeso homicida y abusador sexual, falleció a los 66 años en una clínica de Valledupar, por cuenta de complicaciones de salud que se derivaron de un cáncer que lo aquejaba desde hacer varios años y que le estaba carcomiento de a poco la parte izquierda de su rostro.

Luis Alfredo Garavito
Foto: Twitter

El prontuario de Garavito

Garavito pasó 20 años de su vida secuestrando, abusando y as3s¡n@ndo niños en distintas partes del país, especialmente en su natal Génova-Quindío. Las víctimas que sobrevivieron a su acecho cuentan que él se disfrazaba de anciano, de vendedor ambulante e incluso de sacerdote, con el fin de persuadir a los menores que le llamaban la atención.

Después de mucho tiempo, de mucho daños, barbarie y duelo, a ‘La Bestia’ (como le apodaban), lo capturaron el 22 de abril de 1999, en momentos en los que intentaba sumar otra víctima a su macabra lista. Los hechos ocurrieron en zona rural de la ciudad de Villavicencio Meta.

Tras resultar capturado, en una audiencia en su contra manifestó su arrepentimiento de manera dolorosa, pues le ganó la emotividad y terminó llorando a gritos mientras se preguntaba a sí mismo «¿Por qué?». Sin embargo, en entrevista posteriores dejó ver una actitud muy diferente, con mucha serenidad de por medio.

El día que lo apresaron

Cuando lo apresaron en 1999 él había raptado a un niño y lo llevó bajo amenazas a una finca. Allí lo desnudó y lo amarró de manos y pies. Por fortuna, un habitante de calle vio todo antes de que él comenzara a torturarlo y le lanzó piedras para ahuyentarlo.

Fue entonces cuando Garavito corrió para esconderse y se atrincheró en un potrero. Los gritos del momento alertaron a los trabajadores de la finca y esto rescataron al niño y llamaron la Policía. Los uniformados llegaron al sitio y tuvieron que esperar varias horas para que él saliera y poder detenerlo.

Finalmente salió del potrero y lo capturaron, pero entregó una cédula con el nombre de Bonifacio Mosquera Lizcano y con esa identidad comenzó el proceso. Seis meses después confesó su verdadero nombre.

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Víctor Castro Gutierrez