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Estilo de vida

¿Por qué el agua del mar es salada?

El agua de mar contiene un alto porcentaje de diferentes sales. Esta salinidad depende de las corrientes y de los aportes terrestres. Pero, ¿de dónde proceden estas sales disueltas y cómo se forman?

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¡El mar es muy salado! A modo de comparación, un litro de agua del mar contiene un promedio de 34,7 g de sales disueltas, frente a 1 g de agua dulce. Esta observación no es nueva, ya que la salinidad del mar es intrínseca a la formación de la Tierra, en particular de los océanos.

Hace cuatro mil quinientos millones de años, el planeta Tierra estaba formado principalmente por volcanes. Estos volcanes liberaron varios gases, entre ellos cloro y azufre, además de vapor de agua. Cientos de millones de años después, los océanos se formaron por la condensación de este vapor de agua y la ionización de estos gases. Las grandes masas de agua que contienen una alta dosis de estos gases se transforman en sales minerales, entre ellas el sulfato (procedente del cloro) y el azufre.

De la formación de rocas a la salinización del mar

Y eso no es todo. En el curso del proceso de erosión, bajo la acción de la lluvia y del agua de escorrentía, se formó paralelamente la corteza continental de la tierra. Es decir, rocas que también se forman a partir de gases ionizados como el sodio, el potasio, el magnesio, etc., de modo que cada año casi 2.000 millones de toneladas de estas sales minerales son transportadas a través de los ríos hasta los océanos. Así, el 78% de la sal marina está compuesta por cloruro de sodio, nuestra sal de mesa.

¿Cómo podemos explicar la relativa constancia de la salinidad del mar? Cada sal mineral aportada sufre una transformación físico-química esencial para el entorno oceánico. Es el caso, por ejemplo, del potasio, que es absorbido por las arcillas presentes en los fondos marinos. Las entradas simplemente se compensan con las pérdidas.

La salinidad de los mares difiere de una región a otra

Aunque el agua salada constituye la mayor parte del agua de la Tierra, en torno al 97%, la salinidad varía de una región a otra. Entran en juego varios factores, como el grado de evaporación de las corrientes marinas, la composición de las rocas y la higrometría.

La salinidad de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico tiene un promedio de 34 g/l, mientras que la del Mar Rojo es de casi 50 g/l. Los mares cerrados o semicerrados escapan a esta constante relativa: ¡sólo 5 g/l para el Mar Báltico y 275 g/l para el Mar Muerto! El hecho es que el agua de mar no es potable y no debe ser consumida por los seres humanos, al menos a largo plazo. Nuestro cuerpo -especialmente nuestros riñones- no está adaptado para absorber concentraciones tan altas de sales.

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James García Rodríguez
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