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Este es el país donde está prohibido comer chicle; podría terminar en la cárcel

La medida lleva alrededor de 30 años

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En un mundo donde el chicle parece ser un acompañante inseparable de la vida diaria para muchas personas, existe un país que ha tomado una decisión radical: prohibir por completo su venta, importación y uso. Este país es Singapur, y su decisión de prohibir el chicle ha sido una de las medidas más sorprendentes y controvertidas implementadas en las últimas décadas.

La prohibición del chicle en Singapur no es solo una curiosidad, sino una historia fascinante que revela mucho sobre las prioridades y la visión de este pequeño país asiático. Desde los problemas de limpieza pública hasta las interrupciones en el transporte público, la presencia de chicles masticados se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades de Singapur, llevándolos a tomar medidas drásticas para erradicar este aparentemente inofensivo hábito.

una chica hermosa mientras disfruta de un chicle / chicles / mandíbula
Foto: Shutterstock

Singapur, conocido por su eficiencia, limpieza y estricto cumplimiento de la ley, se enfrentó a un desafío inesperado a principios de la década de 1990: el chicle. Estos pequeños trozos de goma masticable se habían convertido en una verdadera molestia para las autoridades, generando problemas en diversos ámbitos de la vida pública.

Las razones de la prohibición

Uno de los principales problemas que motivó la prohibición fue su impacto en el sistema de transporte público. Entre julio y agosto de 1991, los chicles atascados entre las puertas de los trenes del metro causaron serios inconvenientes. Estos residuos impedían que las puertas se cerraran por completo, provocando interrupciones en la circulación y obligando a los pasajeros a desembarcar y caminar hasta sus destinos.

Estas interrupciones en el servicio de transporte público eran inaceptables para un país que se enorgullece de su eficiencia y puntualidad, lo que llevó a las autoridades a tomar medidas drásticas.

El chicle también se convirtió en un problema de limpieza pública en Singapur. Según el Ministerio de Medio Ambiente, las personas eran descuidadas al desecharlos, dejándolos en lugares públicos como cines y urbanizaciones. Esto generaba un grave problema de limpieza que requería una inversión significativa de recursos.

Anteriormente, se habían implementado medidas para controlar el problema, como asignar 150.000 dólares singapurenses anuales para la limpieza de los residuos de chicle. Sin embargo, estas soluciones a corto plazo no lograron resolver el problema de raíz.

tragarse el chicle
Foto: Freepik

La prohibición del chicle: Una medida drástica pero efectiva

Ante la persistencia de los problemas causados por el chicle, el Gobierno de Singapur decidió tomar una medida radical: prohibir por completo la venta, importación y fabricación de estos dulces masticables.

En 1992, Singapur promulgó una ley que prohibía la comercialización de cualquier producto a base de goma, incluyendo los chicles y globos de goma. Esta restricción se aplicaba a todas las sustancias elaboradas a partir de goma base de origen vegetal o sintético.

Además, se establecieron sanciones severas para quienes infringieran la ley. Aquellos que violaran la prohibición podían recibir multas de hasta 2.000 dólares singapurenses (aproximadamente 5,8 millones de pesos colombianos) o incluso penas de cárcel de hasta 2 años si se les encontraba importando chicles.

¿Actualmente sigue prohibido?

A pesar del éxito inicial de la prohibición del chicle, las presiones internacionales y los intereses comerciales llevaron a Singapur a reconsiderar su posición.

En 2004, Estados Unidos, con quien Singapur estaba negociando un acuerdo de libre comercio, ejerció presión para que se levantara la prohibición total del chicle. Estados Unidos argumentaba que los chicles con beneficios para la salud, como los que contienen nicotina para ayudar a dejar de fumar, deberían ser permitidos.

Ante estas presiones, Singapur accedió a flexibilizar parcialmente la prohibición, permitiendo la venta de ciertos tipos de chicles, como los que tienen propiedades beneficiosas para la salud dental. Cualquier otra forma de chicle sigue siendo ilegal, y quienes infrinjan la ley pueden enfrentar multas de hasta 2.000 dólares singapurenses.

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María Vargas Jimenez
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