Omaira Sánchez, 40 años después: la niña que convirtió la tragedia de Armero en un símbolo de fe
En el camposanto que reemplazó a la ciudad arrasada por el lodo el 13 de noviembre de 1985, los visitantes caminan en silencio entre las ruinas hasta llegar a una pequeña lápida donde descansan los restos de Omaira.

Cuatro décadas después de la erupción del Nevado del Ruiz, el nombre de Omaira Sánchez sigue vivo entre los escombros y las cruces que cubren lo que alguna vez fue la ciudad de Armero. La niña de 13 años, cuya agonía fue transmitida al mundo durante 60 horas, se ha convertido en un ícono de resistencia, esperanza y devoción para miles de personas que cada año visitan su tumba.
En el camposanto que reemplazó a la ciudad arrasada por el lodo el 13 de noviembre de 1985, los visitantes caminan en silencio entre las ruinas hasta llegar a una pequeña lápida donde descansan los restos de Omaira. Allí oran, dejan flores, agradecen favores y piden milagros. Muchos la consideran una santa.
“Era muy valiente. Confió hasta el final en su rescate. La gente dice que le cumple milagros”, cuenta Gloria Cartagena, una de las habitantes del lugar que acude con frecuencia al sitio. Las ofrendas se acumulan tanto alrededor de la tumba que fue necesario cercarla y crear otros espacios para recibir los mensajes y placas con palabras de agradecimiento.
El recuerdo del dolor y lo perdido
Para los sobrevivientes, el recuerdo de Omaira se mezcla con el dolor de lo perdido. La tragedia de Armero cobró la vida de unas 25.000 personas y dejó a miles sin hogar. Entre ellos, Aleida Garzón, madre de la niña, quien aún conserva viva la memoria de su hija y la visita con frecuencia. “Dios permita que un día la canonicen. Ella es mi ángel, mi guardián, mi guerrera”, asegura Garzón, quien reside actualmente en Lérida.
Con los años, el lugar se ha transformado en un destino de peregrinación y también en un punto turístico. Comerciantes locales venden recuerdos y relatan la historia a los visitantes. Algunos, sin embargo, consideran que el comercio ha desdibujado el sentido del homenaje. “Algunos se aprenden la historia por TikTok para luego cobrártela en el tour”, lamenta Garzón.
Más allá de las controversias, la figura de Omaira continúa uniendo a quienes buscan en su historia un símbolo de esperanza. Entre la fe, la memoria y el dolor, su nombre se mantiene como la voz más poderosa que emergió del barro aquella noche en que Armero desapareció.





