El Caribe se estremeció bajo la furia de Melissa, un huracán que no solo arrasó con viviendas y cultivos, sino que también dejó al descubierto algo más peligroso: el malestar popular que el gobierno cubano ya no puede ocultar.
La tormenta que trajo más que viento
Melissa golpeó con vientos superiores a 200 km/h, dejando zonas enteras incomunicadas y miles de familias sin techo. Pero lo más inquietante no son los daños materiales… sino las voces que comienzan a levantarse en medio de la devastación.
Díaz-Canel lo admite: “Hay malestar”
En un recorrido por las áreas afectadas, el presidente cubano reconoció lo que muchos temían: la recuperación será la etapa más compleja, y la población está cansada de promesas incumplidas. ¿Es este el inicio de una fractura social en la isla?
Preguntas que nadie responde
- ¿Por qué la ayuda internacional tarda en llegar?
- ¿Qué tan grave es el impacto económico en un país ya golpeado por la crisis?
- ¿Podría Melissa convertirse en el detonante de una ola de protestas?
Mientras tanto, imágenes de calles inundadas y techos arrancados se viralizan, acompañadas de mensajes que exigen cambios profundos. ¿Es la tormenta la culpable… o solo el catalizador de una tensión que lleva años gestándose?
