Estilo de vida

¿Tu hijo suele chuparse el dedo? Ayúdale a terminar con ese hábito

Este hábito no suele ser una preocupación hasta que aparecen los dientes permanentes

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Los bebés tienen reflejo perioral y reflejo de succión naturales, lo que puede hacer que se lleven los pulgares o los dedos a la boca, a veces incluso antes de nacer. Debido a que chuparse el dedo hace que los bebés se sientan seguros, algunos bebés podrían, en algunos casos, desarrollar el hábito de chuparlo cuando necesitan calmarse o irse a dormir.

¿Cuánto dura generalmente el hábito de succionarse el pulgar?

Muchos niños dejan de hacerlo por sí solos, a menudo a los 6 o 7 meses o entre los 2 y los 4 años. Pero incluso un niño que ha dejado de chuparse el dedo podría volver a su comportamiento durante momentos de estrés.

¿Cuándo debería intervenir?

El hábito de chuparse el dedo no suele ser una preocupación hasta que aparecen los dientes permanentes. En este punto, este hábito puede empezar a afectar el paladar y la alineación de los dientes.

El riesgo de tener problemas dentales está relacionado con la frecuencia, la duración y la intensidad con que su hijo se chupa el dedo. Aunque algunos expertos recomiendan abordar el hábito de chuparse el dedo antes de los 3 años, la American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) dice que el tratamiento por lo general se limita a los niños que continúan chupándose el dedo después de cumplir los 5 años.

¿Qué puedo hacer para alentar a mi hijo a dejar de succionarse el pulgar?

Habla con tu hijo sobre eso. Es más probable que tengas éxito en dejar el hábito si tu hijo quiere dejarlo y ayuda a elegir el método para conseguirlo. A veces, no prestarle atención al niño cuando se chupa el dedo es suficiente para detener el comportamiento, especialmente si su hijo usa este comportamiento para llamar la atención. Si ignorarlo no da resultados, prueba alguna de estas técnicas:

  • Usa refuerzos positivos: elogia a tu hijo o dale pequeñas recompensas, como un cuento extra para dormir o un paseo en el parque, cuando no se esté chupando el dedo. Fije metas alcanzables, como no chuparse el dedo una hora antes de acostarse. Pega calcomanías en un calendario para registrar los días que tu hijo consiguió evitar chuparse el dedo.
  • Identifica los factores desencadenantes: si tu hijo se chupa el dedo como reacción ante el estrés, identifica el problema real y proporciona consuelo de otras maneras, como con un abrazo o palabras tranquilizadoras. También podrías darle a tu hijo una almohada o un animal de peluche para apretar.
  • Ofrécele recordatorios sutiles: si tu hijo se chupa el dedo sin pensarlo, en lugar de hacerlo para llamar la atención, recuérdale con sutileza que se detenga. No regañes, critiques ni pongas en ridículo a tu hijo.
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María Vargas Jimenez
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