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La UE rechaza la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en la COP30

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La COP30 se presenta como una de las citas climáticas más importantes de la década. Sobre la mesa había una propuesta clara: avanzar hacia la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, es decir, del petróleo, el gas y el carbón. La Unión Europea decidió rechazar esa formulación y la polémica no tardó en explotar.

¿Por qué importa tanto este gesto? Porque la UE se vende como líder climático, pero en una negociación clave se negó a apoyar una señal fuerte contra los combustibles fósiles. Para muchos gobiernos, empresas y ciudadanos, esta decisión crea dudas sobre su compromiso real con la crisis climática.

En este artículo veremos qué se discutió en la COP30, qué argumentos dio la UE, cómo puede afectar al clima, a la economía y, en la práctica, a la vida diaria tanto en Europa como en América Latina. En el fondo, la pregunta es incómoda pero necesaria: en una emergencia climática tan clara, ¿quién pisa el acelerador y quién sigue pisando el freno?

Qué se discutía en la COP30: propuesta de eliminación progresiva de los combustibles fósiles

Qué es la COP30 y por qué es clave para el futuro del clima

La COP es la gran cumbre anual de la ONU sobre cambio climático. Reúne a casi todos los países del mundo, desde grandes potencias hasta pequeños Estados insulares. En la COP30 se revisan los avances desde el Acuerdo de París y se discuten nuevos pasos para frenar el calentamiento global.

Dicho de forma simple, en estas reuniones los países se sientan a negociar cómo repartir el esfuerzo. Se habla de cuánto se reduce cada uno sus emisiones, cuánta financiación se destina a los países más pobres y qué lugar tendrán las energías renovables frente al petróleo, el gas y el carbón.

No es una charla teórica. De estas cumbres salen textos muy concretos, con frases y palabras negociadas línea por línea. Esos acuerdos luego influyen en leyes nacionales, planes energéticos, inversiones y hasta en qué tipo de coches se venderán en el futuro.

La importancia se entiende mejor con ejemplos. La subida de las temperaturas medias ya está ligada a olas de calor más intensas, incendios forestales, sequías largas y lluvias torrenciales. Cada décima de grado cuenta y cada año de retraso en las decisiones deja menos margen de maniobra.

En qué consistía la propuesta de eliminación progresiva de los combustibles fósiles

La propuesta de eliminación progresiva buscaba marcar un camino claro. No se trataba de apagar mañana todas las centrales de carbón ni de prohibir de un día para otro la gasolina. El objetivo era fijar un calendario ordenado, con fechas límite y pasos intermedios.

En la práctica, incluía ideas como:

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  • Fijar años concretos para reducir el uso de petróleo, gas y carbón.
  • Frenar nuevas explotaciones de combustibles fósiles.
  • Aumentar de forma fuerte y rápida la participación de las energías renovables.
  • Reducir ayudas públicas a la industria fósil.

Conviene distinguir tres conceptos que suelen mezclarse:

  • Reducir emisiones: emitir menos CO₂ por unidad de energía, por ejemplo, con centrales más eficientes.
  • Eliminación progresiva: bajar año a año el uso de combustibles fósiles hasta dejarlos casi residuales.
  • Abandono completo: dejar de utilizar combustibles fósiles por completo, salvo quizás en usos muy limitados y con captura de carbono.

La propuesta de la COP30 se situaba en el segundo punto: un descenso ordenado y verificable, con controles y seguimiento.

Por qué la propuesta de eliminación progresiva generó tanta presión internacional

Muchos científicos, ONG y países especialmente vulnerables pedían desde hace tiempo un mensaje claro: el mundo tiene que soltar el freno de mano de los combustibles fósiles. El último informe del IPCC advierte de que, si se quiere mantener el calentamiento cerca de 1,5 ºC, las emisiones globales deben caer con rapidez en esta década.

Para pequeños Estados insulares, países del Sahel o regiones afectadas por huracanes cada vez más destructivos, no se trata de un debate teórico. Su supervivencia está en juego. Por eso presionan para que las grandes economías acepten una salida ordenada de los combustibles fósiles.

En este contexto, la propuesta de eliminación progresiva se veía como una prueba de credibilidad. Se miraba con lupa qué hacían la UE, Estados Unidos, China y los países productores de petróleo. Un sí claro habría enviado un mensaje de cambio de era. Un no, en cambio, abría la puerta a acusaciones de incoherencia.

Por qué la UE rechazó la propuesta: argumentos oficiales, intereses y críticas

Los argumentos de la UE: seguridad energética, transición «realista» y competitividad

Los representantes de la UE insistieron en que quieren recortes fuertes de emisiones, pero que no podían aceptar el texto tal como estaba redactado. Sus principales argumentos se centraron en tres ideas.

Primero, la seguridad energética. Muchos gobiernos temen que un compromiso demasiado rígido pueda derivar en subidas bruscas de precios, especialmente si otros bloques avanzan más despacio. Tras la crisis energética ligada al gas ruso, cualquier señal de posible escasez genera nervios en Europa.

Segundo, la necesidad de una transición que consideran «realista». Defienden que el cambio debe ser gradual, para evitar apagones, cierre masivo de industrias o protestas sociales por facturas más altas. Alegan que hace falta tiempo para desplegar renovables, redes eléctricas y sistemas de almacenamiento.

Tercero, la competitividad industrial. La UE afirma que no quiere situar a su industria en desventaja frente a países que siguen usando combustibles fósiles sin tantas restricciones. Piden que los textos distingan mejor entre países ricos y países en desarrollo, y que las obligaciones se ajusten a la capacidad de cada uno.

Intereses económicos y presión de la industria fósil dentro de Europa

Más allá de los argumentos oficiales, hay intereses muy concretos. En Europa siguen teniendo mucho peso las empresas de gas, petróleo, automoción y sectores industriales intensivos en energía. Estas compañías temen perder mercado si el fin de los combustibles fósiles se acelera demasiado.

Los lobbies energéticos actúan tanto en Bruselas como en las capitales nacionales. Se reúnen con responsables políticos, presentan informes y empujan para que los textos finales no perjudiquen sus negocios a corto y medio plazo.

Además, algunos países de la UE dependen todavía de manera fuerte del gas y del carbón y tienen regiones enteras ligadas a minas, centrales térmicas o fábricas muy contaminantes. Los gobiernos temen el coste social de una transición rápida sin planes claros de reactivación económica y nuevas oportunidades de empleo.

Todo esto dificulta un consenso interno. Antes de llegar a la COP30, la UE tiene que pactar una posición común entre 27 países con intereses energéticos muy diferentes.

Críticas de científicos, ONG y países vulnerables al clima

La respuesta de científicos, ONG y movimientos juveniles fue muy dura. Acusan a la UE de hablar de liderazgo climático mientras bloquea una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.

Los países más expuestos a sequías, inundaciones o subida del nivel del mar expresan frustración. Señalan que ellos han emitido mucho menos CO₂ a lo largo de la historia, pero llevan la peor parte del impacto. Para esos gobiernos, ver a la UE dudar cuando debe dar un paso firme resulta injusto.

El mensaje central de estas críticas es directo: retrasar decisiones hoy significa aceptar impactos mucho más fuertes y caros en las próximas décadas. Y esos costes caerán sobre todo en quienes menos recursos tienen para adaptarse.

Qué mensaje envía la decisión de la UE al resto del mundo

La postura de la UE envía señales mixtas. Por un lado, mantiene objetivos de reducción de emisiones relativamente altos y sigue aprobando leyes verdes. Por otro, al rechazar una referencia clara a la eliminación progresiva, abre la puerta a interpretaciones cómodas para los defensores del petróleo y el gas.

Algunos países productores pueden usar esta decisión como excusa para frenar cambios internos. Si la UE, que se presenta como adalid del clima, no da el paso, ¿por qué deberían hacerlo ellos antes?

Al mismo tiempo, otros bloques pueden intentar ocupar el espacio político que la UE deja vacante. Si una región apuesta con fuerza por renovables y tecnologías limpias, puede presentarse como nuevo referente climático y ganar influencia en las próximas cumbres.

El riesgo más grande para la Unión Europea es la pérdida de credibilidad internacional. Si hay una brecha muy grande entre sus discursos ambiciosos y sus posiciones reales en las negociaciones, la confianza se erosiona.

Qué puede pasar ahora: impacto para el clima, la economía y la transición energética

Cómo puede afectar al ritmo global de reducción de emisiones

Sin un compromiso claro de eliminación progresiva, algunos países encontrarán más fácil retrasar la transformación de su sistema energético. Cada año que se mantiene la dependencia del petróleo, el gas y el carbón, el presupuesto de carbono global se reduce.

La ciencia es clara en un punto: cuanto más se tarde en bajar las emisiones, más probable será superar ciertos puntos de no retorno, como el deshielo acelerado de grandes masas de hielo o la degradación masiva de bosques.

Aun así, hay espacio para reforzar otras partes del acuerdo. Por ejemplo:

  • Fijar metas de renovables más altas.
  • Mejorar la eficiencia energética en edificios, transporte e industria.
  • Acabar con los subsidios a combustibles fósiles que mantienen artificialmente bajos sus precios.

Si estas medidas se aplican de forma seria, pueden recortar de forma fuerte las emisiones, aunque el texto sobre eliminación progresiva no sea tan claro como muchos pedían.

Consecuencias para la economía y el empleo en la Unión Europea

A corto plazo, seguir apoyándose en combustibles fósiles puede proteger ciertos empleos en refinerías, centrales térmicas o industrias intensivas en energía. También puede dar algo de estabilidad a países que dependen mucho del gas importado.

Pero hay un riesgo evidente. Si Europa se queda atrapada en tecnologías viejas, puede perder la carrera global por sectores como las baterías, el hidrógeno verde o la movilidad eléctrica. Otros países crearán esas industrias, los empleos asociados y el conocimiento.

Una transición bien planificada puede generar muchos trabajos verdes, desde la instalación de placas solares hasta la rehabilitación energética de edificios. También puede bajar las facturas de energía a largo plazo, ya que las renovables no dependen del precio internacional del gas o del petróleo.

Para que esto funcione se necesitan tres cosas: inversión pública fuerte, formación para trabajadores que cambian de sector y apoyo especial a las regiones más afectadas por el cierre de actividades fósiles.

Qué pueden hacer ciudadanos y movimientos sociales tras la decisión de la UE

La decisión de la UE en la COP30 no es el final de la historia. Los ciudadanos pueden influir en lo que viene después.

Algunas acciones concretas:

  • Seguir de cerca cómo votan sus representantes en el Parlamento Europeo en temas climáticos.
  • Apoyar a organizaciones que piden más ambición, ya sea con tiempo, donaciones o difusión.
  • Elegir, cuando se pueda, opciones de transporte, energía y alimentación con menor huella de carbono.
  • Informarse y hablar del tema en su entorno familiar, laboral o educativo.

La presión social ha cambiado leyes antes y puede hacerlo de nuevo. Las próximas COP y las leyes nacionales decidirán si la eliminación de los combustibles fósiles avanza o se retrasa.

Margarita Martinez

Margarita Martínez es enfermera y redactora apasionada por el bienestar. Escribe sobre temas de estilo de vida, adolescencia y salud, combinando su experiencia clínica con una mirada cercana y humana.

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