Estilo de vida

¿Cómo lidiar con los berrinches de los niños?

Las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo

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Más o menos hasta los 10 años, los niños son los reyes de los berrinches. Ya que, -en medio de su inocencia- ellos ven en el llanto y los gritos como una posibilidad de manipular a sus mayores y creer que de esa manera pueden lograr lo que quieren.

Esta situación puede desesperar a quienes están a cargo, ya sean los padres. familiares o los cuidadores, y generalmente ese desespero causa estrés y todo se puede convertir en un ‘efecto dominó’ que no lleva a nada bueno. Por tal razón, es importante que se conozcan estrategias para poder lidiar con eso.

¿Qué son los berrinches?

Los berrinches vienen de un sentimiento de impotencia que embarga a los niños cuando no pueden lograr un propósito. Por ejemplo, los bebés recién nacidos lloran desconsoladamente cuando sienten hambre, ya que ese es el único lenguaje a través del cual se pueden expresar. Los más grandes lo hacen también por frustración, pero ya estando un poco más consientes.

UNICEF dice en su página web que “las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo. Son más frecuentes e intensas en algunos niños que en otros y empeoran cuando están cansados, con hambre o con cualquier tipo de malestar”.

¿Qué deben hacer los adultos ante los berrinches?

Lo principal es no actuar desde la rabia, porque entonces serían dos berrinches al mismo tiempo, distintos, pero berrinches al fin. Aunque es difícil, cuando eso pase respira y ármate de paciencia; los niños no necesitan más gritos de los que ya hay en el ambiente.

Uno de los consejos que se pueden poner en práctica, es cambiar el foco de atención de los niños, distraerlos con algún objeto, palabra u acción que los motive a dejar de sentirse frustrados. Por ejemplo, si hicieron berrinche porque no pudieron hacer algo, entonces desvía su atención llevándolos a que intenten a hacer algo que sí les sale bien.

Sé un poco más flexible

Esto resulta difícil de leer, y mucho menos fácil de escuchar, pero no siempre los padres y cuidadores tienen la razón. A veces el radicalismo no les permite ver mucho más allá de sus ojos, y se olvidan que ceder un poco y ser flexibles unas veces más que otras, no les va a quitar autoridad.

Podrías darles opciones para que ellos elijan y comienzan a desarrollar autonomía. Por ejemplo, puedes darles la opción de bañarse antes de comer o viceversa, en vez de obligarlos a ir a la ducha porque sí. Otro escenario que se repite mucho, es cuando se quieren vestir; en este momento déjalos que escojan su ropa, instrúyelos y aconséjalos, pero dales un poco de libertad, sin dejar que pasen por encima de tu autoridad. Es decir, haz un balance.

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María Vargas Jimenez
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