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Estilo de vida

¿Qué es la técnica Pomodoro y para qué sirve?

El nombre se deriva de la palabra italiana para "tomate"

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La técnica Pomodoro es un método de gestión del tiempo desarrollado por Francesco Cirillo a fines de la década de 1980. El nombre se deriva de la palabra italiana para «tomate» debido a que Cirillo utilizó un temporizador de cocina en forma de tomate para implementar esta técnica mientras era estudiante universitario.

Se basa en la idea de trabajar en bloques de tiempo dedicados y enfocados, seguidos de descansos regulares. El proceso se organiza de la siguiente manera:

1. Elige una tarea que debas realizar.
2. Configura un temporizador por un período de tiempo fijo, generalmente 25 minutos, y comienza a trabajar en la tarea. A este período de tiempo se le llama «pomodoro».
3. Trabaja intensamente en la tarea hasta que suene la alarma del temporizador.
4. Cuando suene la alarma, toma un descanso breve, de unos 5 minutos. Este descanso se llama «pausa corta».
5. Después de completar cuatro «pomodoros» consecutivos, toma un descanso más largo de unos 15-30 minutos. Esta pausa se llama «pausa larga».

Trabajar en intervalos ayuda a mejorar la concentración y productividad

Ahora bien, la idea detrás de la técnica Pomodoro es que trabajar en intervalos de tiempo definidos y limitados puede ayudar a mejorar la concentración y la productividad. Al dividir el trabajo en bloques más manejables, se puede evitar la fatiga mental y mantener la motivación. Además, los descansos regulares permiten recargar energías y reducir la sensación de agotamiento.

También fomenta la disciplina y la gestión del tiempo al establecer objetivos específicos para cada «pomodoro» y mantener un seguimiento del progreso. Al utilizar un temporizador, se evita la tendencia a distraerse o procrastinar durante el tiempo asignado para trabajar.

Es un método simple pero efectivo para mejorar la productividad y gestionar el tiempo de manera más eficiente al dividir el trabajo en bloques de tiempo concentrados, seguidos de descansos regulares.

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Daniela López González
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