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Colombia

La excongresista Aida Merlano confesó cómo planeó su fuga de prisión

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Este miércoles, la excongresista Aida Merlano Rebolledo, se presentó ante las autoridades para entregar su testimonio en el juicio que se sigue en contra de su hija Aida Victoria y el odontólogo Javier Cely por la supuesta implicación de estos en el plan de escape de la cárcel El Buen Pastor de Bogotá, donde estuvo recluida hasta octubre de 2019, cuando aprovechó una cita odontológica para evadir a la justicia.

Al referirse a la implicación del odontólogo, Merlano dijo que «nunca le solicité ningún tipo de ayuda» y no conocía de sus planes. Explicó también que el abrazo que le dio, que se ve en videos presentados por la Fiscalía en el juicio, obedeció a que ella es una persona efusiva.

«Antes de la despedida yo me la pasé casi todo el tiempo llorando mientras él me hacía el tratamiento en la boca y mi hijo me acariciaba la mano. El gesto de abrazarme fue un gesto solidario y me dijo que me aferrara a la virgen y creyera en Dios que él todo lo podía», explicó.

La excongresista dijo ante el juez del caso, que un día antes de la fuga ya tenía todo listo.

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“(…) con los elementos que iba a utilizar en la fuga, yo llegué al centro odontológico. Yo pensaba fugarme porque el grupo que organizó mi fuga me dijo que debía tirarme del consultorio privado del doctor Mauricio Arango. Cuando fui al baño, el dragoneante que estaba sentado conmigo en el consultorio me acompañó y entendí que por ahí no podía tirarme. Pero cuando entré al baño él se sentó y fue allí que yo me despojé de todos los elementos que tenía conmigo entre esos era una faja de látex, una cuerda roja enredada en mi dorso desde la cadera hasta el brasier, una tula negra de plástico o cuerina deportiva y es como si fuera algo plano, me la coloqué, me puse en el abdomen una peluca que utilicé para la fuga y unos pequeños guantes con los que hacía deporte estando dentro del penal, además, de una trusa blanca”, confesó Aida Merlano.

Dijo que una vez en el baño guardó el látex, la tula y la cuerda en el bolso negro y lo escondió detrás del sanitario. Cuando salió le dijo al dragoneante que estaba sudando porque supuestamente “el baño estaba caliente y que, además, tenía el periodo”, después de esto se devolvió al consultorio donde la estaban atendiendo.

También declaró que al finalizar el tratamiento estuvo pendiente de los movimientos del odontólogo, que en ese momento recogía la basura tras la consulta, puesto que ella había escondido sin que él se diera cuenta la cuerda roja que usó para fugarse en el tarro rojo de la basura, por eso, contó, ella le pidió al odontólogo la bolsa de basura en la que él estaba recogiendo los desechos.

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«Si él llevaba la basura al tarro se iba a dar cuenta de que había una cuerda adentro del tarro de la basura, por eso yo me apresuré y le dije ‘tranquilo doctor yo se la boto’ y se la arrebaté (la bolsa) prácticamente de las manos y simulé que la iba a botar pero la escondí en mi camisa mientras él volteaba a otro lado y yo me deshacía de esa basura», dijo en audiencia.

Aida Merlano aseguró que tenía una hamburguesa de almuerzo, la tenía en una bolsa y en un descuido del dragoneante y de una de las asistentes del consultorio sacó la hamburguesa de la bolsa, se fue sola al baño, y en esa bolsa de hamburguesa escondió los elementos de la fuga.

“En un descuido de mi familia y del odontólogo, lo que hice fue tirarlo para la ventana, ahí fue donde dejé la tula, de allí saqué una cuerda roja super delgada que se utiliza para jalar los carros y que ya venía preparada con un torniquete, se suponía que lo debía utilizar, pero yo sabía que no podía de ese lado porque el vigilante se metía hasta ese cuarto conmigo, no había forma porque la ventana daba hacía donde el vigilante me veía. Entonces comencé a mirar y me di cuenta que ese consultorio tenía vista hacia la calle justo del lado del parqueadero, pero la ventana era muy angosta. Igual presioné la cabeza y entró, dije: si entra mi cabeza entra el cuerpo- fue entonces cuando se me ocurrió que me podía tirar”, contó.

 

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