El Salvador dio vía libre a la reelección presidencial indefinida
La oposición aseguró que con este cambio legislativo se afecta la democracia salvadoreña
La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una serie de reformas constitucionales que reconfiguran el panorama político del país, al permitir la reelección presidencial sin restricciones y ampliar el mandato del jefe de Estado de cinco a seis años. Esta decisión refuerza la concentración de poder en torno al presidente Nayib Bukele, quien lidera un oficialismo con amplia mayoría parlamentaria.
La reforma fue aprobada por 57 de los 60 diputados del Congreso, una mayoría absoluta compuesta casi en su totalidad por miembros del partido Nuevas Ideas y sus aliados. La propuesta fue presentada por la diputada Ana Figueroa, quien defendió la iniciativa como un acto de “devolución de poder al pueblo”, al argumentar que ya otros cargos de elección popular en El Salvador pueden ser reelegidos de forma indefinida.
Además de permitir que un presidente busque sucesivos mandatos sin límite, las enmiendas eliminan la segunda vuelta presidencial, incluso cuando ningún candidato alcance el 50% de los votos, lo que facilitaría aún más la permanencia en el poder de figuras con fuerte respaldo popular, como Bukele.
La oposición denuncia daños a la democracia
La oposición denunció que los cambios fueron aprobados sin debate público ni consulta con sectores independientes. La diputada Marcela Villatoro, del partido ARENA, calificó la jornada legislativa como un punto de quiebre para el sistema democrático: “Hoy ha muerto la democracia en El Salvador”, expresó.
El proceso no está completamente cerrado: para que los cambios entren en vigor, se requiere una ratificación en la próxima legislatura, aunque dada la correlación de fuerzas en el Congreso, no se anticipan mayores obstáculos.
Este giro constitucional llega en un contexto en el que el Ejecutivo salvadoreño continúa bajo un régimen de excepción que ha sido prorrogado más de 40 veces desde marzo de 2022. En ese escenario, las garantías institucionales han sido reducidas y las voces críticas señalan una tendencia acelerada hacia el autoritarismo.
Las recientes declaraciones del presidente también han causado controversia. Bukele dijo que no le importa ser llamado dictador, y puso en duda el valor de conceptos como democracia y derechos humanos, sugiriendo que son utilizados por potencias extranjeras para limitar la soberanía de países como El Salvador.
Mientras tanto, sectores de la sociedad civil y organizaciones internacionales observan con preocupación el rumbo político del país centroamericano, que ahora camina hacia un modelo cada vez más personalista y centralizado en el Ejecutivo.
