EE. UU. refuerza presencia militar en el Caribe para enfrentar a cárteles latinoamericanos
La decisión de la administración Donald Trump despertó descontento en otros países del continente

El gobierno de Estados Unidos inició un despliegue estratégico de fuerzas militares en el sur del mar Caribe como parte de una ofensiva directa contra organizaciones de narcotráfico latinoamericanas que han sido catalogadas como amenazas a la seguridad nacional.
Fuentes cercanas al Pentágono confirmaron que el presidente Donald Trump ordenó al Departamento de Defensa movilizar unidades navales y aéreas con el objetivo de contrarrestar a grupos criminales transnacionales designados como organizaciones terroristas. La medida incluye el envío de buques de guerra y el aumento de operaciones de vigilancia sobre el mar Caribe.
Las estructuras señaladas
Entre las estructuras señaladas por la administración estadounidense se encuentran el Cártel de Sinaloa, el Tren de Aragua y el llamado Cártel de los Soles, con presunta base en Venezuela. Según declaraciones oficiales, estas organizaciones no solo están involucradas en el tráfico de drogas, sino que también representarían un riesgo de infiltración en territorio estadounidense a través de redes de migración irregular.
La intensificación de esta estrategia coincide con decisiones previas del gobierno Trump que han redefinido el enfoque hacia Venezuela. El mandatario Nicolás Maduro fue calificado como cabecilla de un cártel internacional, lo que derivó en el aumento de la recompensa por su captura a 50 millones de dólares.
Además, voceros de alto nivel en la Casa Blanca y el Departamento de Estado señalaron que las relaciones con Venezuela han dejado de ser tratadas desde un enfoque diplomático tradicional y pasaron a estar dominadas por temas de aplicación de la ley. “Ese país ha sido tomado por una banda criminal”, dijo el subsecretario de Estado Cristóbal Landau.
Estados Unidos mantiene acusaciones vigentes contra Maduro desde 2020 por delitos de narcotráfico y conspiración, en un expediente que lo ubica como una de las principales amenazas externas en el hemisferio.
Mientras tanto, el despliegue militar avanza en silencio, con movimientos tácticos cuyo alcance aún no ha sido detallado públicamente. Sin embargo, expertos advierten que podría marcar un nuevo capítulo en la política de seguridad estadounidense hacia América Latina.