Golpe a las exportaciones colombianas: EE. UU. impone arancel del 10% a bienes no cobijados por el TLC
Colombia ya estaba atenta a que esto sucediera en cualquier momento, por el movimiento económico que se ha visto en Estados Unidos

La decisión del gobierno de Estados Unidos de aplicar un nuevo arancel del 10% a productos importados desde países que no están incluidos en un listado preferencial ha generado una fuerte sacudida en Colombia, uno de los socios históricos de Washington en América Latina. La medida, contenida en la Orden Ejecutiva 14257 firmada por el presidente Donald Trump, comenzará a regir el próximo 7 de agosto y afectará directamente a exportaciones colombianas que no estén protegidas por el Tratado de Libre Comercio (TLC) o por otros acuerdos especiales.
Aunque el decreto no anula los compromisos del TLC firmado en 2012, sí introduce un cambio significativo en el acceso comercial colombiano al mercado estadounidense. Sectores como el agrícola, el textil y el de manufacturas podrían ver reducida su competitividad ante este nuevo impuesto, que representa un sobrecosto directo para el importador final.
Según precisó la ministra de Comercio, Diana Morales, el arancel es del 10% y no del 20%, como se interpretó inicialmente en algunos sectores. Esta tarifa se aplicará sobre el valor de los bienes, lo que incrementa los costos logísticos y reduce el margen de ganancia para empresarios nacionales.
Los pronunciamientos no faltaron
El exministro de Agricultura, Andrés Valencia, fue uno de los primeros en advertir públicamente sobre las posibles consecuencias de la medida: “Comunicado del gobierno Trump implica 10% arancel adicional para Colombia. Nuestras exportaciones entrarán con 20% de arancel a partir del 7 de agosto”, escribió en su cuenta de X. A su vez, criticó la falta de respuestas oficiales frente a un anuncio que, según él, representa un “duro golpe” para el agro colombiano.
La senadora María Fernanda Cabal también se pronunció con firmeza, asegurando que la nueva política arancelaria es “un golpe directo a nuestra industria”. En su mensaje en redes sociales, expresó preocupación por sectores como el caficultor y el floricultor, que dependen en gran medida del mercado estadounidense.
Durante 2024, las exportaciones colombianas a Estados Unidos superaron los 2.400 millones de dólares. Gran parte de esos envíos gozan de beneficios arancelarios, pero otros no cuentan con esa cobertura. Ahora, esos productos deberán enfrentarse a un escenario más difícil para ingresar al país norteamericano.
Analistas consultados coinciden en que esta medida podría abrir un frente de fricción diplomática entre Bogotá y Washington. Aunque la Casa Blanca justifica el arancel como parte de una política de “reciprocidad” en el comercio, su aplicación a países aliados como Colombia ha sido interpretada como un giro preocupante. De hecho, expertos advierten que este tipo de decisiones unilaterales podrían contravenir los principios de la Organización Mundial del Comercio y generar tensiones legales.
Por el momento, el Gobierno colombiano guarda silencio oficial, mientras el sector privado y los gremios productivos alistan solicitudes formales para que se gestionen canales diplomáticos que permitan revisar la inclusión de Colombia en el listado preferencial o encontrar alternativas para mitigar el impacto económico.
La imposición de este arancel plantea un escenario incierto para miles de exportadores colombianos que, en cuestión de días, deberán recalcular costos, replantear rutas comerciales o incluso reconsiderar envíos programados.





